pensamos pero nada de lo que sentimos. Una oleada de furia nos invade
y lo pagamos con aquel que menos culpa tiene, pero de entre todos los
que menos culpa tienen; tú escoges a ese, el que sabes que va a escuchar
como gritas, como te quejas, como le echas cosas en cara y que aún así
cuando termines de hablarle, te mirará con un nudo en la garganta y los
ojos llorosos y te dará un abrazo, perdonando todo lo que le has dicho,
y volverá a mirarte, para sonreírte aún con las manos temblorosas y
un nudo en el corazón, te mirará con los ojos todavía húmedos y te
asegurará que todo está bien. Que quieras o no siempre estará contigo,
en lo bueno y en lo malo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.